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Carta de Ernesto desde Nepal

"Namaste desde Nepal"
Hola a todos desde el techo del mundo.


Por fin tengo algo de tiempo entre tantas actividades para escribiros y contaros cosas de este viaje increíble. Ya son mas de quince días, el ecuador del viaje, y no hemos parado de vivir cosas cada vez más asombrosas. La primera semana alternamos visitas a templos, stupas y gompas con actividades solidarias con la Fundación como cursos de introducción al nepalí (es un idioma que se escribe con sonidos como si fueran notas musicales), elaborar incienso, bailar con las niñas de Kumary House... Katmandú y su valle es un lugar lleno de contrastes, de contaminación y ruido, de belleza y espiritualidad, miseria y dignidad.

Cambiamos de entorno mas tarde y estuvimos alojados en el monasterio budista de Namobuda. Increíbles amaneceres y ocasos con la inmensa presencia del Himalaya mientras el sonido de los rezos, las trompetas, tambores y platillos de los lamas nos conmovían. Desde este singular campamento base caminamos dos horas para ir y dos para volver a Baseri donde la Fundación realiza proyectos de desarrollo para la comarca donde ha construido dos escuelas, canalizado el agua, llevado la electricidad, etc. Aquí nos contaron los voluntarios de la Fundación los proyectos en los que trabajan y descubrimos el verdadero Nepal, el Nepal rural, es como trasladarse en el tiempo para vivir la edad media.


Tras regresar a Katmandú se unió al grupo la Mari de Chambao con la que había quedado antes de salir de España, que terminaba su viaje por India, para venir con nosotros a la selva, al Parque Nacional de Chitwan. Ruta en canoa por el rió desde las que divisábamos aves, vegetación y algún cocodrilo que emergía desde la orilla. Un trekking por la selva lleno de sonidos, insectos, humedad, espesura, etc. para llegar al centro de crianza de elefantes y jugar con los bebes de doscientos kilos que buscaban con la trompa galletas.

Madrugamos mucho, al día siguiente, para hacer un safari en elefante por la selva al amanecer desde donde, asombrados, pudimos ver rinocerontes en una charca, faisanes, monos, antílopes, jabalíes... mecidos por los serenos pasos de nuestro gigante que rompía árboles a su paso. El cuidador del elefante paro en una zona embarrada para señalarnos unas huellas no muy frecuentes, las del tigre, que por el tamaño nos puso alerta y no teníamos ojos suficientes para mirar a todos lados. Si tenéis ocasión os recomiendo un baño con elefantes, no hay nada tan divertido.

Dejamos la selva para ir a la montaña y de camino nos volvimos a mojar haciendo un rafting en el rió Trisuli donde saltamos en los rápidos y se apagaban nuestros gritos en el rugido del agua.
Estamos en Pokhara, dos días de descanso junto al lago Phewa. Paseos en barca viendo el reflejo de dos ocho miles (el Annapurna I y el Daulahiri) y cientos de montanas. Mañana volamos en una avioneta entre estas montanas para iniciar en Jomsom un trekking de ocho días a lo largo del rió Kali Gandaki. Todos estamos deseando comenzar esta nueva aventura.
Tras el trekking regresaremos a Pokhara y descansaremos un par de días.
Masajes, buena comida, el lago... os escribo de nuevo entonces.
Un abrazo desde Nepal.
Ernesto.